Hoy está lloviendo. Es la primera vez en casi dos meses que veo caer agua en esta ciudad. Hemos estado a 41 grados algunos días. Suena de fondo una sirena de ambulancia o policía. No sé cual es la diferencia. Pero es bastante común escucharlas en esta ciudad. Parece que la gente es más rebelde.
Esta semana ha sido una semana apretujada, he pasado de escribir porque necesitaba un respiro. Y he comprobado que las palabras que coloco aquí afuera, tienen un efecto importante en como se desenvuelven el resto de mis cosas en la vida real. Ahora siento LENTO. Todo lo siento sin sentido, pero sé que en unos meses, con distancia, veré qué forma estaba tomando y por qué se me hacía tan difícil verlo.
Documentar procesos es una de las cosas que me parecen interesantísimas. Por lo menos, cuando un artista se fotografía por un año entero solo para ver como se envejece. O cuando un performance sale del escenario para llevarlo a lo cotidiano y documentar la consecuencia de esa idea. Me parece algo que quiero ver y de hecho, hacer algún día, en lo gráfico y visual o en lo corporal. Sin embargo, documentar este proceso de VIDA en donde cambias de ciudad y empiezas de nuevo, está siendo un poco doloroso. Y no en el mal sentido. Es sólo que para documentar hay que estar presente, y el estar presente te hace sentir más. Y sentir todo lo que está pasando y vivir las bajas del proceso es bastante cansado. Además que la vulnerabilidad al exponerte es algo que no es fácil de manejar siempre.
A veces me pregunto si valdrá la pena. Y mi yo aventurera salta a decir ¡OBVIO QUE VALE LA PENA!. Pero son estos momentos en que te sientes cansada de la incertidumbre, que empiezas a pensar en el pasado diciendo “al menos allá sabía a donde iba” ajá era más difícil, menos cómodo, pero sabía a donde iba. O eso quiero creer.
Y digo eso quiero creer, porque la verdad es que NUNCA SABEMOS QUÉ COSAS EXTERNAS VAN A PASAR. Entonces ¿cuál es la diferencia de mi pasado seguro o mi presente incierto? Que en el pasado tenía una falsa sensación de control. Que ahora veo de frente que era una mentira. Mi doc diría en este momento algo así como: “el cerebro se engaña a sí mismo para sentirse cómodo y seguro. Es un proceso del que no nos damos cuenta y que es mejor dejarlo así, quietico. Él allá y usted aquí”. Pero esta intensa que está aquí necesita saber el por qué de todo y entonces no deja a nadie quietico y luego se está volviendo loquita porque empieza a descubrir cosas que no necesita saber y que le restan energía a las tareas que de verdad las necesitan.
La cosa es que después de semanas tratando de mantener el animo y la mente enfocada, me ha llegado mi momento de duda de desespero y de preguntarme si vale la pena seguir esperando por el trabajo de mis sueños o quedarme en algo que no ame tanto pero que me va a aliviar económicamente la vida. Porque tenemos una visa que acaba, unos planes que necesitan dinero y una casa (hablando de familia), que mantener viva. Y es que a veces, me tomo demasiado tiempo para arreglar, maquillar y embellecer las cosas; pero el tiempo sigue pasando y no se va a detener.
Siempre que “peleo” con F, le digo que yo no soy de resultados. Él es de hacer algo porque la consecuencia es un resultado casi que inmediato. En mi caso, me doy el tiempo necesario para que algo tenga una consecuencia. Un resultado tangible. Por lo menos, la escritura no tuvo un resultado inmediato en mí. Con el tiempo, me di cuenta que era más feliz, que me escuchaba más y que aprendí a conocerme. El resultado fue casi que intangible. Pero ahora sigue vigente. Esa soy yo. Ahora, en este momento, me gustaría irme más por los resultados rápidos. Por el camino práctico. Pero no sé si esté alineado con mi meta de vida.
Después leo cosas como este meme horroroso jajajaa y siento que esta es la manera en que pienso. Que de verdad creo más en los sueños que en la realidad. Y aunque dude a cada rato de mí porque esta semana he dudado hasta de mi pinche color favorito, siento que si vine al mundo a algo, fue a SOÑAR.
La madrina de mis hermanas nos regaló alguna vez una billetera a cada una. A mí me dio la azul (que odio el azul), pero me la dió de ese color porque dijo que era una soñadora. Y amiga, me lo creí.
Espero que esta carta te encuentre descansandito rico. Hoy te recomiendo a MARGUGA una de mis creativas favoritas. Escribe, cocina y a veces pinta. Está probando cosas distintas a cada rato y, documentando sus procesos. Amo esa manera experimental de vivir.
Por otro lado si me quieres brindar un Cappuccino lo puedes hacer en este link. Y nos vemos pronto. Para más historias dramáticas y desastrosas. Bye
The same when I fight with C 🥲… Nunca lo había podido poner en palabras! Pero tal cual, cada palabra que dijiste me identifico 100%. 🫶🏽